No recordaba lo que era el PP
Debería estar contento, pero no lo estoy. Los magníficos 11 diputados que Izquierda Unida ha conseguido no me consuelan, tengo muy arraigado el sentimiento de robo de los otros 14 que por derecho nos corresponden. Y si a eso le sumamos los 186 que ha conseguido injusta e inmerecidamente el PP (le corresponden 160), pues ya ni te digo.
Pero bueno, al menos sé que la mayoría "absolutista" del PP en el Congreso va a estar estupendamente contrarrestada por enormes compañeros que han conseguido su acta de Diputado a base de remover conciencias y no a base de esperar de brazos cruzados como ha hecho el Partido Popular.
Lo mejor de esta mayoría del PP es que me ha hecho recordar algo que había olvidado, el sentimiento y el sentido de mi militancia de izquierdas, de mi compromiso político. Y es que durante estos últimos años somos muchos los que venimos diciendo que PP y PSOE, PSOE y PP son dos caras de la misma moneda, los dos partidos que le hacen el juego al sistema financiero (capitalismo especulativo), lo que en los últimos tiempos algunas voces más lúcidas que la mía han calificado como "el duelo de recortadores". Pero había olvidado que dentro de todo gran partido, como en este caso es el PPSOE, hay matices. Siendo, como son, dos partidos de derechas con las mismas cocepciones liberales de la economía, que se pliegan sin rechistar a los dictados del Sr. Botín,.. Además de eso, y si todavía no les parece poco, el Partido Popular es un partido con una gran influencia nacional católica, franquista y en definitiva fascista. Son posos que no han abandonado y de los que ni mucho menos reniegan.
Al igual que el PCE impregna a Izquierda Unida de su tradición histórica de lucha por la democracia, (IU llena programas electorales desde hace décadas con reivindicaciones que ahora muchas voces reclaman a grito de modernidad), el franquismo todavía muy bien asentado en el PP impregna a éste por sus cuatro costados de revancha, prepotencia y fascismo.
Llevamos dos días y no hacen más que aflorar personajes de todo tipo y condición reclamando su cuota de protagonismo en la injusticia electoral más grande jamás perpetrada. Y lo hacen a golpe de subnormalidad, chulería, idiotez, o con un simple y burdo "campeones, campeones, oé oé oé".
No sé si esta es forma de terminar un artículo pero ya he escrito todo lo que quería escribir...... Un millón setecientasmil personas es mucha gente, hay esperanza (la buena) para seguir luchando, y si no siempre podremos juntarnos con algunos otros que también andan por ahí, fundarnos una comunidad autónoma y mandar a tomar por risas a los "listos" que han votado al consejero delegado de Ángela Merkel en España.
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