Ha muerto Rosario "la Dinamitera"

 

Ha muerto Rosario la dinamitera. En cada página de internet que entraba hoy, encontraba la misma noticia. Ese nombre me suena de algo, pensaba. Intentaba recordar de que me sonaba, y tras un momento dándole vueltas, he caido. El poema de Miguel Hernández.

 

El poema que Miguel dedicó a aquella chiquilla en 1937, que perdió una mano cuando manipulaba dinamita en el frente, a las órdenes de “El Campesino”.

 

Rosario la dinamitera, que vió morir a su padre, fusilado en el campo de los almendros (Alicante). Y que tres años después salió de una prisión en Madrid, el mismo día que en Alicante fallecía Miguel Hernández. Miguel, aquel poeta que en 1937 mientras se encontraba en el hospital recuperándose de la explosión que le amputó la mano, y al que ella no conocía, le dedicó un poema que la inmortalizó para siempre.

 

Rosario, dinamitera

Rosario, dinamitera,
sobre tu mano bonita
celaba la dinamita
sus atributos de fiera.
Nadie al mirarla creyera
que había en su corazón
una desesperación,
de cristales, de metralla
ansiosa de una batalla,
sedienta de una explosión.

Era tu mano derecha,
capaz de fundir leones,
la flor de las municiones
y el anhelo de la mecha.
Rosario, buena cosecha,
alta como un campanario
sembrabas al adversario
de dinamita furiosa
y era tu mano una rosa
enfurecida, Rosario.

Buitrago ha sido testigo
de la condición de rayo
de las hazañas que callo
y de la mano que digo.
¡Bien conoció el enemigo
la mano de esta doncella,
que hoy no es mano porque de ella,
que ni un solo dedo agita,
se prendó la dinamita
y la convirtió en estrella!

Rosario, dinamitera,
puedes ser varón y eres
la nata de las mujeres,
la espuma de la trinchera.
Digna como una bandera
de triunfos y resplandores,
dinamiteros pastores,
vedla agitando su aliento
y dad las bombas al viento
del alma de los traidores.