Sobre el X Congreso Nacional de la Abogacía
Por si no se habían enterado, durante esta semana se ha estado celebrando en Cádiz el X Congreso Nacional de la Abogacía. ¿Y eso a mí que me importa? podrá preguntarse más de uno. Pues algo, sí que les importa sí y se lo voy a explicar...
Resulta que estos 1.200 buenos Señores y distinguidas Señoras que visitan estos días la ciudad que vio nacer la primera constitución en España, son los miembros de las juntas de gobierno de todos los colegios de abogados de España. Las mismas personas que están negociando con las Administraciones Autonómicas el como va a quedar la justicia gratuita en cada uno de los territorios.
Son los responsables de que se pretenda precarizar hasta niveles insospechados un mandato constitucional, el del artículo 119 de la Constitución Española que establece "que la justicia será gratuita cuando así lo disponga la Ley y, en todo caso, respecto de quienes acrediten insuficiencia de recursos para litigar." Son los responsables porque en muchos de los casos en lugar de abanderar la reivindicación de los abogados adscritos al turno de oficio, a los que en el caso de la Comunidad Valenciana se les adeuda casi la totalidad del año 2011, se dedican con prácticas oscurantistas y miedicas a ocultar información, a negociar recortes del servicio, y a bailarles el agua a los consejeros de turno.
Es ahí donde tenemos que decir y mucho los ciudadanos, porque si se recortan los servicios que cubre el turno de oficio actualmente, lo sufriremos todos nosotros; si se rebajan las ridículas retribuciones que se perciben a día de hoy, lo sufriremos los ciudadanos; y si finalmente se “privatiza” el servicio, lo sufriremos todavía más los ciudadanos.
No les voy a reprochar por tanto que se hayan ido a pegarse la buena vida durante una semana al golfo de Cádiz, esas responsabilidades que se las pidan en sus respectivos colegios, lo que sí es muy reprochable es que de los 2 días efectivos de "trabajo" (el 1º y el 4º no cuentan porque los utilizan para saludarse y para despedirse) dediquen ese tiempo a organizar ponencias ridículas en las que dan cabida a políticos acabados y a profesores con una clara demencia senil, y no dediquen ni una sola ponencia a unificar criterios a la hora de defender un servicio tan importante como el del turno de oficio.
En fin, unos impresentables.
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