Lo que nos trae el AVE
El pasado 21 de diciembre de 2008, una gran manifestación recorría las calles de Orihuela bajo el lema “No más barreras, AVE soterrado”. Han pasado cuatro años y ya tenemos aquí el AVE. Por supuesto no los trenes, a esos los veremos pasar muy cerca de nuestras casas y a gran velocidad, pero tendremos que esperar unos cuantos años más, a que finalicen las obras. Lo que tenemos ya a la vista son esas obras, unas obras que tan solo en el tramo San Isidro-Murcia tienen un coste de 210 millones de euros.
Defendían los responsables políticos de PP y PSOE esta megalómana construcción diciendo que el AVE traerá progreso, turismo, que nos acercará a la capital, y no sé cuántas otras sandeces más.
Pero lo cierto es que a día de hoy lo único que nos ha traído el AVE son: problemas de ruidos, de tráfico, y de aparcamiento; problemas de accesibilidad a los vecinos de la carretera de Hurchillo; destrucción irrecuperable de la sierra de Callosa y de la huerta del Segura, sobrepasando las vías por encima de los tubos del trasvase, confeccionando con su continuo “sube y baja” algo parecido a un gran ’escalextric’; retrasos constantes en los trenes de cercanías y traslado de la estación de Orihuela a unos barracones en la carretera de Arneva; aparición de las primeras grietas en los edificios cercanos a las obras,.... y un sinfín de molestias que deterioran nuestro día a día. Y todo para nada.
En aquella manifestación de 2008, algunos acudimos con un lema más sencillo “AVE, NO”. No nos importaba que la obra se hiciera soterrada o en trinchera, que el tren parara o no lo hiciera, o que el ancho de la vía fuera uno u otro. Simplemente nos oponíamos a esta megacostrucción, y sobretodo a que pasara tan cerca del casco urbano de Orihuela. Nadie nos hizo caso, ni nos tomó en consideración.
Entonces creía, y sigo haciéndolo, que todo ese dinero bien podría haberse utilizado en desdoblar, electrificar y modernizar la vetusta línea de cercanías Murcia-Alicante; y en crear una línea tranviaria que articulase toda la comarca uniendo el interior con la costa.
A estas alturas ya empiezo a olvidar esa idea y lo hago a golpe del martilleo constante que durante 15 horas al día retumba en la cabeza de todos los que vivimos cerca de las obras del AVE. Todo sea en nombre del progreso, versión despilfarro claro.
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gonzalo -