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PASABA POR AQUÍ

El camino del hambre

 El pasado verano, durante la celebración de la Copa Confederaciones de fútbol, el pueblo brasileño protagonizó varias jornadas de manifestaciones y protestas que todos pudimos seguir al detalle a través de los diferentes medios de comunicación. Durante aquellas jornadas, la Presidenta Dilma Rousseff manifestó que cuando el pueblo deja de tener hambre empieza a reclamar otros derechos.

Por otro lado, este fin de semana hemos conocido la muerte de tres miembros de una familia sevillana por ingerir alimentos en mal estado. Este desgraciado acontecimiento vuelve a poner en primera plana una noticia que ya ha sido advertida por diferentes organizaciones: en España hay mucha gente que pasa hambre y los niveles de pobreza y desnutrición infantil alcanzan cifras muy preocupantes.

Los caminos emprendidos por España y Brasil son completamente diferentes. Las intenciones de Rajoy quedaron claras cuando hace un par de meses visitó Japón y animó a los nipones a invertir en España donde dijo “estamos bajando los salarios”. La reforma laboral, principal culpable de la precarización del empleo (solo el 6% de los nuevos contratos son fijos), unida a la reciente reforma de la ley de seguridad privada, al proyecto de ley de seguridad ciudadana, a la reforma del Código Penal, al cuestionamiento del empleo público y a la previsible ley de huelga que ya tiene en mente el gobierno del PP, es la receta que Rajoy en connivencia con la Troika (Comisión Europea, FMI y Banco Central Europeo) pretende aplicar para amansar las protestas a base de multazo y precariedad. Y para ello no dudan en otorgar poder represor incluso a los vigilantes de seguridad.

El pasado junio la presidenta de Brasil, tras reunirse con los 27 gobernadores y los 26 alcaldes de las principales ciudades, planteó la convocatoria de un referéndum que autorizara a una asamblea constituyente a introducir cambios fiscales, en educación, sanidad, transporte además de una reforma de las instituciones. Dilma Rousseff advirtió “las calles nos están diciendo que quieren que el ciudadano, y no el poder económico, esté en primer lugar”.

En cambio Rajoy ha emprendido el camino del hambre mediante la implementación de una serie de políticas antisociales que castigan sobre todo a los más débiles y a la promoción de un modelo de competitividad al estilo chino que condena al trabajo de sol a sol únicamente para poder sobrevivir (y a veces ni eso). Es la receta económica neoliberal de la escuela de Chicago, sólo que con un complemento de control social añadido: el de una represión brutal de la protesta propia de Estados autoritarios.

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