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La historia de Joaquín Pozuelo

Conocí a Joaquín Pozuelo en 2006. Al poco tiempo de empezar a militar en Izquierda Unida me nombraron miembro del Consejo Político Comarcal y una de las primeras tareas que teníamos por delante era elaborar las candidaturas para las elecciones locales de 2007. Fue entonces cuando tuve mi primer contacto con Joaquín Pozuelo, un batallador concejal que ejercía una férrea oposición al gobierno de mayoría absoluta del PP en Redován. Al menos esa era la apariencia. Pero al poco tiempo comencé a ver cosas que no me gustaron. Pozuelo había sido concejal desde la primera legislatura, con un escaso paréntesis de dos años. Era el único afiliado a IU en un municipio en el que, según los censos internos, tuvimos más de 40 militantes a mediados de los años 90.

 

            El esperpento de Joaquín Pozuelo comenzó con su cartel electoral para las elecciones de 2007 en el que exhibía orgulloso una bandera rojigualda. El resultado de aquellos comicios fue un empate técnico a 6 ediles entre PP y PSOE; empate que deshacía el voto del decimotercer edil de la corporación, Pozuelo, que se convirtió así en la llave del poder en el Ayuntamiento. Desechado el acuerdo con el PP simplemente por despecho –ya gobernó con ellos en los años 80–  solo le quedaba el pacto con el PSOE encabezado por Leticia Bas. Y no le fue mal: obtuvo la concejalía de Urbanismo con sueldo de 3000€ mensuales, unos cuantos asesores y otros enchufes que estuvieron cerca de costarle al PSOE la ruptura del acuerdo de gobierno. Pozuelo siempre quería más.

 

            Debo decir que Pozuelo nunca rindió cuentas de su gestión del acuerdo postelectoral a la asamblea comarcal de Izquierda Unida (la local no existía pues era el único afiliado),ni cumplió nunca la carta financiera de EUPV, a pesar de que lo solicité en numerosas ocasiones. Pozuelo iba por libre, y el entonces coordinador comarcal, José Manuel Martínez Andreu, se lo consentía.

 

            En septiembre de 2007 la prensa comarcal anunció la privatización de la gestión del agua en el municipio de Redován. Cuando leí la noticia, lo primero que hice fue descolgar el teléfono y llamar a Pozuelo para advertirle que dichas políticas no guardaban consonancia con los principios de Izquierda Unida y le solicité que no apoyara la privatización. A lo que me contestó que la privatización era una propuesta suya. El proceso privatizador fue un escándalo que se alargó hasta 2010 cuando terminó en los juzgados tras un registro del Ayuntamiento por parte de la Guardia Civil.

 

            Pero no fue el único escándalo que Pozuelo protagonizó: enganches de luz a viviendas ilegales autorizados en calidad de concejal de urbanismo; sobrecostes en las obras de la escuela infantil; reuniones con Fenoll en su restaurante ubicado en el vertedero; denuncias urbanísticas por parte del número 3 de su candidatura, etc... todas estas historias fueron apareciendo periódicamente en la prensa. Tras un primer intento de apertura de proceso sancionador que Martínez Andreu paralizó, tuvimos que esperar a la elección de un nuevo Consejo Político Comarcal encabezado por la actual coordinadora, María Jesús Pérez, para suspenderlo de militancia y que se iniciara el proceso. Tras varias reuniones con Pozuelo a lo largo del verano de 2010 en las que nos facilitó información de todo tipo, la comisión instructora dictaminó en su informe sancionar a Joaquín Pozuelo con la expulsión de EUPV, que se hizo efectiva en enero de 2011.

 

            Joaquín Pozuelo siempre actuó al margen de Izquierda Unida a pesar de los numerosos toques de atención que personalmente le hice llegar para que rectificara. Pudo hacerlo pero nunca tuvo voluntad. Creía que Redován era un cortijo donde él tenía la llave. Seguramente me siga culpando de su expulsión. Razón no le falta. Y es que nunca compartiré militancia con corruptos. Y él lo era. 

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